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SANTIAGO, CHILE.- Este año y el próximo prometen marcar un cambio de tendencia para el Transantiago: la puesta en marcha de las líneas 3 y 6 deL metro, la integración del tren a Nos, los nuevos corredores y la inyección de nuevos buses, producto de la nueva licitación del sistema, anticipan, según el Gobierno chileno, una recuperación de pasajeros y una reducción de la evasión, que llegó a 31,4% en el primer trimestre de este año.
Pero todos estos nuevos servicios tienen un precio y de eso da cuenta la Ley de Subsidio, aprobada en 2015, que este año inyectará US$ 715 millones a la operación del sistema, monto que en 2018 aumentará a US$ 862 millones. Ambas cifras -planteadas en el Informe de Gestión 2016 del Transantiago- representan nuevos récords de recursos fiscales asignados en los 10 años de existencia del sistema de transporte capitalino.
El director de Transporte Público Metropolitano, Guillermo Muñoz, afirma que el monto es el disponible para gastar y que está actualizado con un alza anual de costos de 3%. “No necesariamente vamos a usar todo. El año pasado se usaron $430 mil millones y había disponibles $460 mil millones. En 2018 hay un salto adicional por el metro”.
A su juicio, con esta magnitud de recursos “es suficiente” para dejar financiado el Transantiago hasta 2022, “salvo que se planee una línea de metro no pensada”.
Sistema más caro
El alza del subsidio se produce a partir de una caída en los ingresos del sistema, según constata el informe: en 2016 recibió US$ 844 millones, la cifra más baja desde 2010, cuando recaudó US$ 817 millones.
Raimundo Cruzat, especialista en transportes y ex coordinador del Transantiago, atribuye los menores ingresos y el mayor requerimiento del subsidio “al encarecimiento del sistema por la estructura de costos que tiene. Incluso habrá que contemplar cuánto costará la negociación que se va a tener que producir por las líneas 3 y 6 con los concesionarios por la reducción de demanda de pasajeros”.
El informe también advierte otros deterioros: en 2016 hubo un alza en los tiempos promedio de espera en los paraderos de 5,9 minutos observados el año anterior a 6,3 minutos.
Esto se dio pese a que en el último año se implementaron cámaras de fiscalización y más pistas exclusivas para buses. Además, 96 buses extras se incorporaron a los recorridos, con lo cual la flota total alcanzó su mayor número desde 2010.
A juicio de Muñoz, la mayor espera obedece el aumento de la congestión vehicular.
Más usuarios
El informe también contradice datos anteriores. Por ejemplo, el propio gobierno ha reportado un fuga de pasajeros promedio de 3%, no obstante lo cual ahora se reporta un incremento de usuarios: 57,6 millones para 2016, 235 mil más que los del año anterior.
Este cálculo -explica Muñoz- se obtuvo midiendo las tarjetas bip activas que se usan cada semana y que bordean los 4,5 millones. “La demanda no está cayendo tan fuertemente como algunos dicen (…) pero la frecuencia en el uso del sistema baja un poco o es menos frecuente, o son usuarios que pagan menos”, señala en relación con la caída constante de validaciones de la tarjeta bip.
Al respecto, Cruzat dice que si bien el metro ha aumentado su demanda en la hora punta, “eso no compensa la pérdida de validaciones de los buses. De todas formas, la incorporación de las líneas 3 y 6 (del metro) va a sumar más bips con usuarios del transporte privado que se pasarán al público y una reducción de la evasión”.
Avance
FUENTE: El Mercurio (Chile). Economía Negocios Online.