En concreto, el importe global de la certificación acumulada desde el inicio de estas obras, entre los años 2006 y 2007 hasta la fecha suman un volumen inversor ya acometido de 1.100 millones de euros, “dato que refleja el grado de maduración de estas tres actuaciones, llamadas a transformar la movilidad de estas tres áreas metropolitanas, mediante la consolidación de redes de transporte público intermodales que contribuirán, de forma racional, eficiente y sostenible a las necesidades de desplazamiento diario de la ciudadanía”.
Una vez despejada la solución final para el metro de Málaga tras el acuerdo institucional del 27 de septiembre sobre el trazado hasta el centro y la prolongación en superficie de la Línea 2 –rubricado con la firma del protocolo de intenciones entre la Consejería de Fomento y el Ayuntamiento de Málaga el pasado 11 de noviembre–, la inversión final en el metro de Málaga se situará entorno a 800 millones de euros, de los que 600 millones ya se encuentra ejecutados. Por su parte, las obras del metro ligero de Granada presentan un nivel de certificación acumulada de 349 millones, sobre una inversión total de 558 millones, y el tren tranvía de la Bahía de Cádiz acumula ya un presupuesto ejecutado de 161 millones, sobre un volumen de inversión total de 230 millones.
Una vez culminen las obras y se pongan en servicio los metropolitanos de Málaga, Granada y Bahía de Cádiz, el volumen de viajeros de la red de metros ligeros gestionados por la Consejería de Fomento y Vivienda se estima en 53 millones de usuarios al año, añadiendo las pasajeros de la Línea 1 del metro de Sevilla, operativa desde el 2 de abril de 2009, y que desde su inauguración ha transportado ya a unos 61 millones de pasajeros hasta la fecha.
Las 90 estaciones y paradas presentes en los 72,3 kilómetros de trazado que suman estos cuatro ferrocarriles metropolitanos atenderán a 808.000 ciudadanos que residen en sus áreas de influencia, lo que se denomina población servida.
De acuerdo con los datos contrastados ya durante los más de cuatro años de explotación de la Línea 1 del metro de Sevilla, que ha cumplido con sus expectativas de demanda inicial fijadas en 14 millones de usuarios/año, la implantación de los otros tres ferrocarriles metropolitanos implicará un salto cuantitativo al incrementar la intermodalidad en el transporte público en estas tres áreas. “Esta es la finalidad última de la construcción de estas infraestructuras ferroviarias, que contribuirán a reducir el excesivo peso del vehículo privado en la movilidad de estas áreas y a minimizar así las consecuencias negativas de un uso masivo y poco racional del coche, en términos ambiéntales, energéticos, de seguridad vial o de ocupación del viario público”, ha afirmado Elena Cortés.
De hecho, en el caso de la movilidad metropolitana en el área de Sevilla, existe un antes y un después de la implantación de la Línea 1, que conecta Mairena del Aljarafe, San Juan de Aznalfarache, Sevilla y Dos Hermanas. Antes de la puesta en servicio del suburbano de Sevilla, en el año 2008, los desplazamientos metropolitanos en transporte público ascendían a 19,3 millones de usuarios, entre la suma de los autobuses metropolitanos e interubanos, y los servicios de cercanías de Renfe Operadora. En el año 2010, primer ejercicio anual completo y con todas sus estaciones operativas del metro de Sevilla, esta cifra se incrementó en un 65,4%, hasta 31,98 millones de viajeros, gracias a la contribución de la Línea 1, mientras que en último ejercicio cerrado con datos disponibles, el 2012, la cifra total se ha situado en 33,5 millones de viajeros, cifra que equivale a un crecimiento del 73,3% del transporte público metropolitano en relación a 2008, “y todo ello en un contexto adverso de crisis económica y paro, y por ende, de menor tráfico y desplazamientos”, ha explicado la consejera.
En esta línea, las tarjeta multimodal del Consorcio de Transportes Metropolitanos del Área de Sevilla, que constituye el título de viaje más usado en el metro con una cuota del 63%, ha experimentado un gran crecimiento desde la irrupción del suburbano, pues en 2008 había 34.713 tarjetas operativas, que en 2010 se elevaba a 268.308, multiplicándose así por siete gracias a la consolidación de la Línea 1. El incremento acumulado entre 2008 y 2012 de la tarjeta única es del 1.106,1%, periodo en el que el principal hito en materia de nuevos servicios de transportes fue la puesta en servicio de la Línea 1.