MEDELLÍN LE SUMA EL TRANVÍA A SU MODERNO SISTEMA DE TRANSPORTE Jueves, 15 de Octubre de 2015
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MEDELLÍN, COLOMBIA.- La capital antioqueña dará hoy un nuevo paso en su liderazgo nacional en sistemas de transporte urbano al inaugurar el tranvía de Ayacucho, que costó 700.000 millones de pesos y tendrá 60 coches que recorrerán 4 kilómetros.

La obra, que se suma al metro, los metrocables y el sistema de buses articulados, comenzó en septiembre del 2013 con algo de incertidumbre, pues muchos no creían que en solo dos años 1.000 operarios lograrían terminarla.

Tranvia

Lo cierto es que los plazos se cumplieron y el tranvía, que se moverá a 30 kilómetros por hora (en promedio), será visible a partir de hoy desde los balcones y terrazas de la calle 49 o Ayacucho, por donde pasó el último tranvía hace 64 años.

Como un homenaje a esta zona de calles empinadas en el oriente de la ciudad, desde las 8 de la mañana de hoy y hasta las 2 de la tarde, sus habitantes serán los primeros en subirse a los vehículos, guiados por energía eléctrica a través de un riel central.

Estudiantes de instituciones aledañas, líderes y vecinos tendrán el privilegio hasta el domingo 18 de octubre, fecha en la que el sistema de transporte dará un respiro, evaluará su primer contacto con Medellín y continuará su vaivén el 20 de octubre, cuando el sistema abrirá las puertas a toda la ciudad de manera gratuita durante más de un mes.

Por cuestiones operativas, hasta el 30 de noviembre, la ruta de estos trenes ligeros saldrá desde la estación San Antonio del metro, en el centro, hasta Miraflores, el corazón de Ayacucho.

El trayecto se extenderá luego hasta la estación Oriente, desde donde nacerá en marzo del 2016 uno de los dos cables, la Línea H, cuyo destino final será La Sierra, barrio que carga con el lastre de su pasado “violento”.

Más allá del impacto social, de la reducción en los costos de transporte y de una mayor rapidez en los desplazamientos, en palabras de Claudia Restrepo, gerente del Metro de Medellín, la obra cobra importancia porque es ejemplo de movilidad sostenible.

“La movilidad sostenible es un concepto que debemos interiorizar en todas las ciudades, ya que pone al ser humano como centro de todas las obras de transporte, y le devuelve espacio público y aire limpio para respirar”, dice Restrepo.

El nuevo tranvía de Medellín convirtió a Ayacucho en un corredor por el que no solo se movilizarán a diario unas 80.000 personas que no tenían acceso a transporte masivo, sino que habrá alrededor de 113.174 metros cuadrados de nuevos espacios públicos y zonas verdes, mientras los peatones y las bicicletas se medirán en cultura ciudadana al ser los que interactuarán de frente con estos vehículos.

El hecho de que el tranvía de Ayacucho tenga su propia vía y solo la comparta con quienes usen medios de transporte alternativos y no contaminantes le parece a Allen Morrison, estadounidense que ha estudiado la historia de los 17 tranvías que marcharon por América Latina, que es “único e innovador”.

Según Morrison, “ninguna de las líneas de este tipo en el mundo tienen una sección de esa manera. La exclusividad en la vía será otra primicia para Medellín”. Por eso, y porque será el primero del tipo Translohr (con neumáticos de caucho y un riel) en entrar en funcionamiento en América Latina, intuye que “el modelo se extenderá a lo largo de Colombia y todo el mundo va a querer montarlo, incluidos especialistas de tranvías y aficionados procedentes de América del Norte, Europa y Oriente”.

Así también lo percibe José Stalin Rojas, director del Observatorio de Logística, Movilidad y Territorio de la Universidad Nacional. Para él, Medellín lleva la delantera en integrar sistemas de transporte.

Rojas cree que tarde o temprano, Cali, Barranquilla y Bogotá tendrán que pensar en un tranvía para algunos tramos. La clave, agrega, será que los nuevos proyectos de movilidad tengan consistencia entre políticas públicas y la unión de los sectores político y empresarial.

Para Restrepo, tras la inauguración de este nuevo sistema de transporte vienen varios desafíos. Uno, es que como se conectará con la vía férrea en la estación San Antonio, con dos cables y con estaciones del Metroplús, implica una planeación muy detallada para evitar demoras en la línea central. Y el otro es cómo funcionará con el sistema de recaudo y cómo se asimilará en la cotidianidad de la ciudad. Para ambos retos, el metro tienen planes de movilidad y cultura ciudadana.