Muchos llevaron sus cámaras de
fotos y filmadoras. Mañana, la línea cerrará por 56 días para
reemplazar esas formaciones por coches de origen chino.
Usuarios, trabajadores del subte y
hasta porteños que no utilizan habitualmente el servicio le dan una
cálida despedida a los viejos coches Le Brugeoise de la línea A,
que hoy cumplieron su última jornada luego de 99 años de servicio.
Mañana, la línea que une a Plaza de Mayo con Carabobo cerrará por
56 días, con el objetivo de reemplazar esas formaciones por nuevos
coches de origen chino.
Durante toda la jornada, cientos de
usuarios decidieron registrar su último viaje en los queribles
coches de madera por medio de cámaras de fotos y filmadoras. Así,
cada aparición de las viejas formaciones -en servicio desde la
inauguración de la línea en 1913- se convirtió en un coro de
exclamaciones y también de múltiples flashes.
Los trabajadores agrupados en la
Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP)
le dieron su propia despedida a los coches: se reunieron en la
estación Plaza de Mayo, donde abordaron una de las formaciones Le
Brugeoise hasta Primera Junta, cabecera durante décadas de la línea
y sitio donde los vagones salen a superficie para transitar hasta
el taller Polvorín, en Emilio Mitre y Directorio, donde Metrovías
tiene un taller de mantenimiento.
Roberto Pianelli, uno de los
líderes de los metrodelegados, reclamó a las autoridades de la
Ciudad que “definan qué van a hacer con estas formaciones”. Y contó
que, mientras esté interrumpida la línea, “el personal va a
capacitarse para conducir los trenes de origen chino que comenzarán
a funcionar en marzo; ver las condiciones y las posibles fallas que
pueden tener”. La mayor parte de esos coches se encuentran
almacenados en la nueva cochera que se construye en Floresta. Para
que puedan iniciarse los tests, se deberá cambiar el voltaje que se
utiliza actualmente en la línea.
Grupos de pasajeros y
organizaciones vinculadas al patrimonio de la Ciudad, en tanto,
organizaron un acto en la estación Primera Junta. Con pancartas y
también anécdotas de los coches Le Brugeoise, pidieron que las
formaciones sean protegidas y mantenidas en condiciones de uso. Al
respecto, aseguraron que forman parte de la “historia cultural” de
la ciudad. Y reclamaron que los coches sean “preservados como un
patrimonio activo” y no como “un museo”.